Introducción

El ocho de octubre murieron nueve chicos y una profesora, del colegio ECOS, en un accidente en la ruta 11. El accidente fue debido a una multicausalidad de factores que lo posibilitaron. Por un lado la falta de controles del Estado y por otro, la falta de conciencia de los conductores en la acción al transgredir las normas: excesos de velocidad, no uso del cinturón de seguridad o manejar alcoholizado.

A partir de ese día nos propusimos trabajar para que la seguridad vial sea Política de Estado y para que la sociedad tome conciencia que este tema nos compete a todos y todos debemos trabajar para buscar soluciones que estén a nuestro alcance.

Comenzamos a reunirnos con distintos funcionarios, entre ellos, el Ministro de Educación y su equipo de áreas curriculares. Participamos con propuestas en la confección del cuadernillo de EDUCACION VIAL: un camino hacia la vida.

Estamos convencidos que muchos temas pueden estudiarse en la escuela. Si hay un déficit en contenidos estudiados, el futuro podrá dar oportunidades de sanearlos. Sin embargo no sucede lo mismo con la problemática de la seguridad vial:

 

La educación vial es un tema de Vida o Muerte.
No posterguemos su aprendizaje porque de él depende el futuro de todos.

Consideramos que la EDUCACIÓN es un eje indispensable para que un cambio cultural sea posible. ¿Qué caminos podríamos seguir para lograrlo? Nuestros hijos fueron al Chaco en un viaje solidario. Fueron a una escuela rural, EGB Nº 375 en Colonia Paraisal, sobre la ruta 4 hacia el norte a 47 km. de Quitilipi, y a 170 km. de Resistencia, capital de la provincia. Una escuela con escasos recursos. Ellos viajaban concientes que no solo iban a dar mucho de sí, sino también iban a recibir mucho. Estaban convencidos que era un intercambio mutuo. Veían en esa acción, la posibilidad de aportar algo para un futuro mejor.

Hoy nosotros buscamos mediante la seguridad vial una mirada solidaria hacia el otro: peatón, ciclista, conductor de automóvil, micro y camión. Es necesario un cambio de actitud que tenga en cuenta el respeto por la vida propia y la del otro. La transformación cultural es posible a través de un cambio profundo en la sociedad, a partir del cual la vida sea considerada un valor esencial. Es primordial que los diferentes actores sociales cumplan su rol con la premisa del cuidado de la vida y que se asuma con responsabilidad las consecuencias de las acciones.

Las estadísticas nos muestran que la primera causa de muertes en jóvenes es por hechos de tránsito. Según la OPS, el 85% de las muertes por hechos de tránsito en el mundo, se producen en países de ingresos medios y bajos. En nuestro país las estadísticas no son claras pero se calcula que hay un promedio de 22 muertos por día.

Esta problemática de puede ir mejorando a corto plazo con Control y Sanción adecuados.
A largo plazo, la Educación puede producir cambios más estables y permanentes.

Entendemos que en nuestra sociedad está regida por una cultura de transgresión en la cual se ha perdido el sentido de las normas. Las leyes son creadas para el cuidado de los seres humanos, nos organizan, ayudan en la convivencia de todos y buscan el bien común. Sin conciencia de la importancia del respeto a las normas, se cometen acciones que pueden llevar a la muerte.

Esta transgresión a las normas, se sostiene en algunas creencias: pensamientos omnipotentes y de inmortalidad, sostenidas en certezas como: “a mi no me va a pasar”. Pareciera que no existe el temor a perder la vida. No hay un registro del peligro, no hay un registro de la muerte como posible. Es necesario incorporar la noción de “pérdida”, como posibilidad.

Antes del accidente de nuestros hijos suponíamos que la muerte pertenecía a la categoría de “La ley de la vida”, que sólo ocurrían al paso del tiempo. La muerte de un hijo era algo impensable. A partir de sus muertes nuestra valoración por la vida de ha transformado y la muerte se convirtió en algo cercano y probable. Hoy entendemos que es importante tomar conciencia de los riesgos y del peligro que posibilitan cuidar la vida de uno y la de los demás.

Es necesario trabajar con las normas, el sentido y la importancia de las mismas. Las normas cumplen una función específica: nos organizan, sirven para el bien de todos, sirven para cuidarnos, para preservar la vida, no fueron hechas “porque sí”.

La EDUCACIÓN posibilita un verdadero cambio cultural, intentamos transformar a esta cultura de muerte que hoy se ve en las rutas y calles de nuestro país.

Nos hemos acostumbrado a estas muertes, a sufrirlas y olvidarlas. Es un hábito recibir la información de tales desgracias humanas, a las que se las justifica como efecto del destino. Esta consideración no deja más que pasividad. Muchas muertes por accidentes viales son evitables y es indispensable ir en la búsqueda de un cambio activo por parte de todos puesto que hay una solución posible.

Esto requiere que todos los actores sociales participemos en la búsqueda de una verdadera transformación, para lo que proponemos detenernos a pensar qué podemos hacer.

Este es un buen punto de partida que implica un compromiso con el futuro.