Reflexiones sobre el último informe de la Organización Mundial de la Salud acerca de la seguridad vial.

 

En diciembre de 2018, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emite un informe sobre la situación de la inseguridad vial en el mundo, que indica que las muertes por incidentes de tránsito continúan aumentando, y llegan hoy a casi un millón trescientos cincuenta mil por año. Se han convertido en la primera causa de muerte de niños y jóvenes entre 5 y 29 años de edad.

“Estas muertes son un precio inaceptable para pagar por movilidad”, dijo el Director General de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus. “No hay excusa para la inacción. Este es un problema con soluciones probadas. Este informe es un llamado a los gobiernos y socios a tomar medidas mucho mayores para implementar estas medidas”.

Del análisis de las estadísticas, se desprende que los esfuerzos por establecer una cultura de la movilidad sustentable y segura en los países de ingresos medios y altos, han mitigado parcialmente la tragedia. En los países menos desarrollados, la cantidad de muertos y heridos ha aumentado, y esto está directamente asociado a la falta de controles, de sanciones efectivas, de infraestructura adecuada y de normas que encaminen a un tránsito seguro y solidario.

“La seguridad vial es un problema que no recibe la atención que merece, y realmente es una de nuestras grandes oportunidades para salvar vidas en todo el mundo”, dijo Michael R. Bloomberg, fundador y CEO de Bloomberg Philanthropies y Embajador Global de la OMS para Enfermedades no transmisibles y lesiones. “Sabemos qué intervenciones funcionan. Las políticas sólidas y la aplicación, el diseño de vías de tránsito inteligentes y campañas poderosas de sensibilización pública pueden salvar millones de vidas en las próximas décadas”, agregó.

El 11% de las muertes por incidentes de tránsito del mundo suceden en el continente americano, son casi 155,000 muertes por año. Esta región tiene la segunda tasa más baja de mortalidad en el tránsito entre las regiones de la OMS, con una tasa de 15,6 por cada 100.000 personas. Los ocupantes de automóviles representan el 34% de las muertes por siniestros de tránsito en la región, los motociclistas el 23%, los peatones el 22%, mientras que los ciclistas representan el 3%. Otro 18% de las muertes son de otras categorías o no están especificadas. Esto supone un aumento del 3% con respecto a lo reportado en el informe global anterior en 2015.

El análisis de los datos nos permite entender mejor cuáles son las políticas y acciones que posibilita reducir las muertes en el tránsito. En los entornos donde se han registrado progresos, en gran medida se atribuye a una mejor legislación sobre los factores de riesgo clave, como el exceso de velocidad, beber y conducir, y el no uso de cinturones de seguridad, cascos de motocicleta y sistemas de retención para niños; infraestructura más segura como veredas y ciclovías; así como normas de seguridad mejoradas para los vehículos, como las que exigen el control electrónico de estabilidad y el frenado avanzado; y una atención de emergencia mejorada después del siniestro de tránsito.

El informe documenta que estas medidas han contribuido a reducir las muertes por incidentes de tránsito en 48 países de ingresos medios y altos. Sin embargo, ni un solo país de bajos ingresos ha demostrado una reducción en el número total de muertes, en gran parte debido a que estas medidas no existen.

Cuando comparamos las realidades entre los países, vemos enormes diferencias entre los de ingresos altos y medio altos y los de ingresos bajos y medio bajos. De hecho, el riesgo de una muerte en el tránsito es tres veces mayor en los países de bajos ingresos que en los países de altos ingresos. Las tasas son más altas en África (26,6 por 100 000 habitantes) y más bajas en Europa (9,3 por 100 000 habitantes). Por otro lado, desde la edición anterior del informe, tres regiones del mundo informaron una disminución en las tasas de mortalidad por siniestros de tránsito: la región de las Américas, Europa y el Pacífico occidental.

En América ha habido algunos progresos en cuanto a la gestión institucional: al menos 29 de los 35 países tienen una agencia líder en temas de seguridad vial, 23 países tienen estrategias de seguridad vial, 23 países tienen estrategias que están financiadas y 18 tienen estrategias con un objetivo de reducción de muertes.

La experiencia y los casos de éxito en los países más avanzados nos permite recorrer el camino hacia una movilidad segura y sustentable más rápidamente. Sin embargo, en términos de legislación y comportamiento del usuario en las vías de tránsito, queda mucho por hacer. Por ejemplo, 9 países tienen leyes que cumplen con las mejores prácticas en un solo factor de riesgo, pero ningún país tiene leyes que cumplan con las mejores prácticas en 5 factores, como las leyes de velocidad, las leyes sobre bebidas alcohólicas, las leyes sobre el uso del casco, las leyes sobre el uso del cinturón de seguridad y las del uso de sistemas de retención infantil en los vehículos.

Con respecto a las vías seguras, al menos 26 países han diseñado estándares para la seguridad de peatones y ciclistas, y 22 países tienen políticas e inversiones en transporte público urbano. En cuanto a la atención posterior al incidente, al menos 18 países en la región tienen un número de emergencia nacional único y ocho países tienen un registro de traumas.

Queda mucho por hacer en el mundo y en especial en Argentina. Es un largo camino para recorrer pero que no existe excusa para no hacerlo. Muchas vidas se pierden por la inacción de los gobiernos, y la inconciencia de los ciudadanos. Cada vida es única e irremplazable y no podemos simplemente mirar hacia otro lado.

Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser.

Lic. Héctor H. D’Agostino

Conduciendo a Conciencia