Nuestro mundo es cada día más demandante, competitivo, cambiante.
El espíritu creativo del hombre, su curiosidad y su ambición, generan cada vez más bienes y servicios, creando a su vez más deseos y necesidades en las personas. Hoy en día, la vidriera es tan atractiva y la variedad tan grande, que nos pasamos el tiempo eligiendo para satisfacer nuestros deseos, e inmediatamente después volver a empezar. Esta vorágine, nos mantiene tan ocupados, que rara vez nos tomamos unos minutos para pensar en lo importante. Estamos en todo momento atendiendo lo urgente y cada vez dedicamos menos tiempo a entender, aprender, comprender nuestro entorno y a nuestros semejantes.
Sin conciencia, no hay entendimiento ni aprendizaje, y sin aprendizaje, volvemos a cometer los mismos errores una y otra vez.
La conciencia sobre el riesgo en el tránsito es generalmente muy baja comparada con la conciencia sobre la salud o la violencia delictiva.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se pierden aproximadamente 1,35 millones de vidas como consecuencia de los incidentes de tránsito. Entre 20 millones y 50 millones de personas sufren traumatismos no mortales, y muchos de esos traumatismos provocan una discapacidad.
Las lesiones causadas por el tránsito ocasionan pérdidas económicas considerables para las personas, sus familias y los países en su conjunto. Esas pérdidas son consecuencia de los costos del tratamiento y de la pérdida de productividad de las personas que mueren o quedan discapacitadas por sus lesiones, y del tiempo de trabajo o estudio que los familiares de los lesionados deben distraer para atenderlos.
Los incidentes de tránsito cuestan a la mayoría de los países el 3% de su PIB.
Los países más desarrollados tomaron conciencia de esto hace varias décadas y actuaron en consecuencia. Nuestro país y la región está muy atrasada y cada día muchas familias deben llorar a sus seres queridos.
Más del 90% de las defunciones causadas por siniestros de tránsito se producen en los países de ingresos bajos y medianos. Las tasas más elevadas se registran en África y algunos países de Latinoamérica. Incluso en los países de ingresos altos, las personas de nivel socioeconómico más bajo corren más riesgos de verse involucradas en siniestros de tránsito.
Las personas de entre 15 y 44 años representan el 48% de las defunciones por siniestros de tránsito en todo el mundo, siendo la principal causa de muerte entre los 15 y los 29 años de edad.
Desde una edad temprana, los varones tienen más probabilidades que las mujeres de verse involucrados en incidentes de tránsito. Unas tres cuartas partes (73%) de todas las defunciones por incidentes de tránsito afectan a hombres menores de 25 años, que tienen tres veces más probabilidades de morir en un siniestro de tránsito que las mujeres jóvenes.
Hay innumerables estudios realizados para determinar los principales factores de riesgo y a su vez, diseñar normas, políticas e infraestructura adecuada para la disminución sustancial de esos factores.
En nuestro próximo artículo, desarrollaremos algunos conceptos sobre los principales factores de riesgo y las acciones recomendadas para su mitigación.
El primer paso es tomar conciencia que todos somos parte del problema y como tal, también todos somos parte de la solución.
Todos fuimos, todos somos, todos podemos ser.
Lic. Héctor H. D’Agostino
Conduciendo a Conciencia