Consumo de drogas y alcohol: un problema vial y vital

1° Congreso Internacional de Adicciones y 6º Patagónico
 “Cultura del consumo y Salud: hacia una mirada de lo posible”

La Pampa,  8, 9 y 10 de Septiembre 2011

 Consumo de drogas y alcohol: un problema vial y vital.

Autoras:
Lic. Alejandra Cucien
Lic. Alba Saenz de Ecker
Lic. Lucila de la Serna

Agradecemosla invitación a participar en este Congreso, no solo porque nos dan la posibilidad de poder expresar nuestras ideas, sino que despertó en nosotras el deseo  de conocer  y profundizar más esta problemática.
La experiencia en la temática de los excesos que hoy nos convoca es la de ser victimas de esta situación.

Un poco de historia:

Nuestros hijos murieron en un siniestro vial el 8 de Octubre de 2006, producto, entre otras cosas,  de alguien sin la noción del peligro que implicaba tomar alcohol y manejar: un conductor de un camión altamente alcoholizado chocó contra el micro que volvían de un viaje solidario del Chaco, en la ruta 11. Allí murieron nueve jóvenes, entre ellos nuestros hijos y una profesora. Descubrimos que sus muertes se debieron a múltiples causas: un Estado ausente y  una sociedad transgresora sin conciencia de peligro. Nos juntamos con el objetivo de trabajar para que esto no vuelva a ocurrir. Elaboramos un petitorio y exigimos a los tres poderes del gobierno que trabajen para mejorar la seguridad vial. Para darlo a conocer comenzamos a salir a las calles: los padres, las familias y los amigos de nuestros hijos. Juntamos firmas en calles, plazas y en las puertas de los recitales de artistas populares. Los artistas comenzaron a sumarse y encontramos que nuestro mensaje tomaba otra dimensión. Nuestro desafío era ¿cómo transformar un mensaje que a la sociedad puede resultarle aburrido en atractivo? Así fue que llegamos a trasmitir “el cuidado de la vida” en recitales, donde el artista, el músico le decía a sus fans: “si tomaste, o si fumaste un porro: no manejes, cuidate, cuidá a tus amigos”.
Conseguimos que la problemática vial saliera de la invisibilidad y comenzara a aparecer en medios de comunicación, ya no como accidental, como una causa del destino, sino como algo posible de evitar.
Nos recibió en su momento el Presidente Néstor Kirchner y comenzamos a trabajar en la nueva ley de seguridad vial que se elevó a las cámaras y finalmente fue a aprobada en el 2008.
En este tiempo, hemos realizado un trabajo muy cerca de los jóvenes, con una mirada de mucho respeto hacia ellos y la respuesta ha sido muy favorable. Con esta misma mirada enfocamos el libro “Despertar conciencia vial”, destinada a adolescentes de los dos últimos años del colegio secundario o Polimodal. Una mirada de los jóvenes como protagonistas y promotores de un posible cambio social, lo que hace necesario la presencia de los adultos y de la comunidad que habiliten este lugar.

La sociedad actual y las adicciones:
Queremos hoy  hacer una reflexión desde diferentes lugares, desde el joven el adulto y desde la sociedad, el rol posible de los diferentes actores sociales tema que venimos trabajando desde distintos lugares en este tiempo: desde nuestro trabajo como asociación, la participación en debates, medios de comunicación, trabajo con funcionarios, en investigaciones en las que participamos (Academia Nacional de Medicina) y recientemente en la elaboración del libro Despertar Conciencia Vial.
Nos preguntamos qué son las adicciones, qué tipos de adicciones hay. Pensamos que si bien hoy la convocatoria está más referida a la adicción de sustancias, no podemos dejar de ampliar la mirada y pensar en otras adicciones.  La adicción al trabajo, a las cirugías estéticas, a la televisión, a lo sexual…
Muchas adicciones tienen aceptación social: la adicción al trabajo aparece promovida por las reglas sociales, hasta puede verse como un valor social, sin embargo las enfermedades coronarias y los ACV hoy  son más comunes en los adultos jóvenes.
La gran cantidad  de cirugías estéticas que hoy se practican responden a un ideal de belleza social, que también es aceptado.
Ideales de belleza y de consumo, propios de nuestra cultura contemporánea, promueven ciertas conductas que no son saludables pero si tienen aceptación.
Nos pareció importante focalizar nuestro trabajo relación al tránsito vial tratando de ver, no solo las adicciones sino los consumos que pueden afectarlo.

La adolescencia, la omnipotencia y la necesidad de demostrar heroicidad:

Siendo adolescentes nuestros hijos murieron a causa de otro, un adulto.
Como padres, creemos que enseñar a protegerse a nuestros hijos es fundamental. Eso creímos nosotras pero no bastó enseñarles a cuidarse, no bastó enseñar el valor de la vida.
Podemos decir que los jóvenes están en riesgo ya que los siniestros viales son la primera causa de muerte en jóvenes en nuestro país. Son ellos, quienes en muchos casos, asumen situaciones de peligro que no identifican como tales;  o están en riesgo porque otros jóvenes y adultos imprudentes se exponen a situaciones que pueden terminar con su vida o lesionar a quienes se crucen por su camino.  En riesgo, por una sociedad transgresora, que no respeta las leyes, que se expone a peligros a tal punto que en algunos casos  llevan a la muerte.
La adolescencia suele tener un componente de riesgo. Es un momento de la vida en que la omnipotencia es muy grande, se sienten inmortales. Frases como “no pasa nada”, “a mi no me va a pasar”, son comunes entre los jóvenes y lamentablemente en no tan jóvenes.
Es un período de la vida en que este sentirse inmortal se une con un ideal de ser héroe y  por momentos pareciera que necesitan demostrar heroicidad.
Buscar demostrar ser héroe puede llevar a situaciones de mucho riesgo. Picadas a gran velocidad por calles o avenidas; carreras de motos, conducir a alta velocidad; previas de fiestas en las que el alcohol circula sin límite. Situaciones que enfrentan con mucha omnipotencia pero los encuentra con una gran vulnerabilidad.

Muchas veces se valora en los niños y en los jóvenes la falta de temor, tomados como actos de valentías: “no le tiene miedo a nada”. Lo que parece un valor, una virtud es en realidad una falta de conexión con un aspecto de la realidad que puede llevarlo a asumir riesgos que atenten contra su vida o la de otros. La angustia realista es una angustia ante un peligro real, los miedos lógicos que son efecto de la cultura.

Los jóvenes varones son quienes más se encuentran en esta situación de tener que demostrar heroicidad y hombría. Socialmente se los alienta a asumir situaciones de riesgos para demostrar su masculinidad: “ser macho”. Lugar que los coloca a ellos en víctimas de una búsqueda constante de situaciones en las que puedan demostrar su valor, que son héroes, con el temor que si esto no ocurriera, su hombría se vería afectada. Son así víctimas de un ideal familiar y social que alienta al riesgo y que ubica esos riesgos en parámetros demasculinidad, que le otorga identidad. Según las estadísticas, son los hombres quienes más siniestros viales los encuentran como protagonistas.
La adolescencia es un periodo en que la identidad se consolida. El adolescente busca en su entorno modelos que le permitan armar una imagen unificada de sí.
Para entender más a la adolescencia es bueno detenernos a mirarnos, a mirar qué modelos presentamos para poder identificarse. Sería importante entonces preguntarnos: ¿qué modelos ofrecemos como sociedad?, ¿qué modelos ofrecemos los adultos?, ¿qué lugar ocupa el cuidado propio y el del otro?, ¿qué sentido encontramos en la ley?, ¿transgredimos la ley?, ¿la valoramos? ¿la sentimos como ordenadora de la cultura en pos del bien común?

La importancia de la ley:

Cuidado y legalidad están íntimamente ligados. El no respeto de las leyes de transito vial  no es por desconocimiento de la norma, sino por un escaso valor y respeto por el valor de la vida de uno mismo y de los otros.
Nos pusimos a tratar de pensar sobre la ley en sí misma, sobre la ley en general. Si no se respeta la ley y no se le encuentra sentido a su cumplimiento tenemos que pensar en la ley.
La ley y la cultura preservan la vida de los seres humanos. Nuestra sociedad es transgresora, y en muchos casos se enorgullece de serlo. Transgredir la ley no es solo de jóvenes, los adultos constantemente damos muestras de esto. ¿Cómo se transmite el sentido de la ley? ¿Se trasmite como cuidado propio y del otro? ¿Se puede llegar a amar la ley?
La ley es una construcción colectiva, ordena a todos por igual y apunta al bien común, regula el cuidado de todos.
A partir del establecimiento de las leyes nace la cultura y nos hace seres de cultura. La ley está asociada indisolublemente a la vida, la ley y la cultura protegen la vida  de los seres humanos.  La ley es expresión paradigmática del sujeto de la cultura, la ley ordena y regula las relaciones y preserva la vida comunidad. La ley habilita la convivencia desde lo familiar hasta lo macro social, para posibilitar entonces la realización plena de potencialidades y proyectos del individuo y del grupo.
La ley y libertad conforman los dos pilares de la cultura. Constituye un acuerdo  social que permite la convivencia y el intercambio.
Se piensa en la ley como derechos y obligaciones, como libertad y renuncia que implica el ejercicio de la responsabilidad, y por lo tanto, inaugura la perspectiva de proyectos y crecimiento. Sin ley, la idea de democracia se torna impensable y solo puede hablarse de un ejercicio del poder. La ley nos iguala a todos por igual, es una cuestión de equidad.
En tanto la ley es internalizada como propia, la trasgresión a la misma genera un conflicto ético, no solo por el castigo que pudiera  devenir desde la sociedad sino por uno mismo, esto porque esta internalizada como fundamental para sí mismo.
Es fundamental trabajar con la internalización de la ley pero para eso la ley debe ser comprendida como algo que nos cuida, y ver realmente si nos está cuidando.
Nosotros en el tema vial consideramos que la antigua ley debía ser modificada porque por los resultados nos estaba funcionado y porque estaban faltando aspectos a trabajar. Fue así que en el año 2008 se promulgo la nueva ley de seguridad vial, donde se incorporaron aspectos fundamentales.
El tema de la importancia de la ley  nos parece fundamental para el trabajo con los jóvenes porque consideramos que luego de las últimas dictaduras el sentido de la ley ha perdido valor como cuidado de todos en beneficio del bien común.

Jóvenes en riesgo:

Los adolescentes, apenas comienzan la secundaria, se les presenta en su cotidianeidad drogas  y alcohol, esta es una realidad con la que conviven. Y cuando cumplen 17 años sacan la licencia para conducir donde el riesgo se  multiplica si no se les da un marco.
Cuando comienzan a conducir, ya no solo es peligroso por  los excesos cometidos en sí mismos, sino que luego salen a la ruta y manejan. Ir al boliche de  un  pueblo a otro o ciudad es muy común en el interior de nuestro país. Llegan, toman, consumen y se van. A los jóvenes les resulta difícil decir: “no quiero subir a tu auto porque tomaste” y  terminan siendo rehenes de quien maneja por no poder decir:”NO”
Hablamos de jóvenes en riesgo. Conducir sin licencia, a altas velocidades, tomar, consumir marihuana en lugares que pueden ser sancionados, arriesgarse a ser detenidos  Estas conductas de riesgo en los jóvenes no tienen intención de muerte, muchos viven la vida como un  desafío al miedo, enfrentándolo permanentemente. En este período el cuerpo juega un papel protagónico y la palabra al  quedar en un segundo plano hace que los límites queden también postergados y el peligro aceche en esto actos.  Sin embargo,  a diferencia de los adultos, como ya hemos dicho, los jóvenes no tienen una mirada de la muerte como algo irreversible y fatal.
A pesar de esto último, los jóvenes se encuentran  en una etapa vulnerable de la vida, pero que no solo responde a una característica de la edad sino que responde al rol de un adulto que ciertas veces abandona, que no está, como así  también  una sociedad y un Estado que no valoran el cuidado de la vida, de uno mismo y de los otros.

Vivimos en sociedad y nos movemos en una comunidad, también dependemos de los otros para transitar de manera segura, lo que requiere un compromiso social.

Hoy queremos analizar la problemática  de los efectos del consumo y abuso de sustancias tóxicas,  psicofármacos y  alcohol en relación al tránsito, cuando se trata de peatones y conductores de los diferentes tipos de vehículos.
En relación a los efectos del alcohol, se ha trabajado desde el punto de vista sociológico, antropológico, psicológico,  jurídico y otros en relación a la temática vial. El trabajo de diferentes ONGs hizo que hoy, parte de la sociedad comenzara a tomar conciencia.  Se suele escuchar en reuniones de amigos:”yo no tomo, vuelvo manejando” cosa que hace unos años no se escuchaba. El Estado  realizó algunas  acciones concretas que pasaron a formar parte de una política de Estado.
Según estadísticas a nivel europeo, uno de cada 3 siniestros de tránsito puede ser atribuible al alcohol. Conducir bajo los efectos del alcohol y otras sustancias constituye la segunda causa de siniestralidad y mortalidad evitables.

En la actualidad podemos observar un gran repudio social cuando un conductor alcoholizado provoca un siniestro vial con consecuencias fatales como en fue el caso del boxeador la Hiena Barrios. En estos casos todos acordamos sobre los excesos y los peligros.
Los que más riesgo tienen de sufrir siniestros viales mortales son los adolescentes de 15 a 24 años.  Si analizamos  las colisiones de tránsito que no involucran a otro vehículo, como el conocido caso del joven deportista Buonanotte. En esta clase de siniestros,  el 70%  se debe, no solo a la toma de alcohol, sino  a la ingesta de drogas ilegales como así también de medicamentos.

Entonces nos preguntamos: qué lugar tienen las drogas en la temática vial? Qué se tiene en cuenta, a la hora de conducir, cuando se toman estas sustancias? Y hablamos de las sustancias ilegales y también legales.
La ingesta de sustancias como marihuana, cocaína y  también los psicofármacos  están cada vez más naturalizados. Pueden  ocasionar consecuencias, no solo en lo individual, sino también en lo social  cuando ejercen el rol de  peatones o conductores.

Frustración y  festejo a veces requieren de un plus.  Según Freud  en “El Malestar en la Cultura” el ser humano  para atenuar o suprimir la desdicha que le depara el sufrimiento  de la caducidad del cuerpo, el dolor y la angustia; la impotencia frente a la supremacía de la naturaleza y la insuficiencia de  métodos para regular  la relación con los otros, recurre, entre otros medios,  a las sustancias embriagadoras como calmantes.
En la actualidad, la ingesta de drogas ilegales, alcohol y  exceso de medicamentos, desdibuja la noción de límite y  medida. Esto queda claramente  manifiesto  en la problemática vial.  El riesgo junto a las ideas de omnipotencia abren sus puertas y muchas veces el camino es hacia la muerte propia y la de los otros.

Cuando esto sucede, la vida deja de tener valor.  Se pierde la diferencia del tu y yo y da origen a la indiferencia, la no diferencia. Se aleja del mundo real, se aleja del otro, del semejante y del orden cultural.

Las drogas ilegales y la conducción:

Seguimos avanzando en la pregunta. ¿Qué efectos ocasionan algunas drogas a la hora de conducir?
Buscamos información y para nuestra sorpresa nos encontramos con  pocas investigaciones y estadísticas referidas a la utilización de drogas legales e ilegales y su relación  con el tránsito. De la información obtenida podemos decir que:
Las drogas más frecuentes que se asocian a la conducción son: son alcohol, opiáceos -como la heroína- cannabis, cocaína y anfetaminas.
·         Las drogas depresoras del sistema nervioso como el cannabis o los opiáceos, disminuyen la capacidad de reacción del conductor, su concentración y los reflejos.
·         Las sustancias estimulantes, como las anfetaminas, la cocaína o el éxtasis generan una falsa sensación de control en la conducción. El resultado es descoordinación, falta de reflejos y dificultades para ver y oír.
·         Las drogas alucinógenas como el LSD cambian la percepción de realidad y producen visiones imaginarias, lo que representa sumamente perjudicial para conducir.

Educación – Frustración y sus consecuencias:

Negar que gran parte de los jóvenes y adultos consumen alguna sustancia es pensar en una sociedad que no es real. “De eso no se habla”, frase que nos caracterizó socialmente en muchas décadas  que sirvió y sirve  para ocultar  una problemática en funcionamiento.  Al callarla se hace invisible para muchos y solo es hablada entre quienes consumen y muchas veces cuentan solo con una información limitada, queda en la dimensión de lo invisible. Invisible aparece la problemática de la información, información con la que deberíamos contar todos.

Este no es un problema de un sector de la sociedad, debemos involucrarnos todos, porque es un problema de todos. El trabajo realizado por Estado y  los distintos actores de la sociedad, con la problemática del alcohol, sirve de ejemplo para demostrarnos que entre todos se puede lograr cambios y sabemos que queda mucho por hacer.
En la problemática de las drogas legales e ilegales en relación a la problemática vial observamos que la sociedad se encuentra como cuando murieron nuestros hijos hace casi 5 años. Este no es un problema de un sector de la sociedad, debemos involucrarnos todos porque es un problema de todos.Es urgente hacerle un lugar desde temprano en la educación trabajando especialmente, la frustración. Nuestra sociedad que es una sociedad exitista, somos los adultos que debemos reveer, analizar y preguntarnos qué hacemos con la frustración cómo nos las arreglamos, para luego poder trabajar con los niños y jóvenes, antes de ir directamente a hablar de las drogas, ya que estas son también una consecuencia de cómo se maniobra con la frustración.Entonces, démosle lugar en la educación a la información en su relación con los efectos del consumo de drogas legales e ilegales,  lo que nos llevará a  una  internalización con el compromiso de todos los actores de la  sociedad.

Los psicofármacos:

Hablamos de drogas ilegales peligrosas sin embargo también los psicofármacos son un problema para la seguridad vial. En la actualidad se toman ciertos psicofármacos como si fuera una aspirina. ¿Se sabe qué consecuencias traen al manejar? ¿Qué difusión se ha hecho hasta  ahora, acerca de esta problemática? De todos lo que estamos acá: ¿hoy por ejemplo, quiénes y cuántos tienen medicación en su cartera?
Muchos de los fármacos que consumimos (las benzodiacepinas, por ejemplo) afectan directamente nuestrosistema nervioso y modifican la conducta y la respuesta que éste va a tener frente a determinadas situaciones, como conducir.
Muchos medicamentos y de acuerdo a la dosis administrada, al tiempo de tratamiento y a la manera de reacción del individuo ante la ingesta, pueden producir efectos que disminuyen el rendimiento psicomotor, alterando seriamente la capacidad requerida para una conducción segura.

La automedicación y la sobre medicación afectan a muchos conductores con efectos adversos al consumir mezclas de ansiolíticos, analgésicos, antidepresivos, con el consiguiente riesgo en la conducción. Se agrava más aun con el consumo simultáneo de alcohol y alguna de estas sustancias.
La mayoría de los conductores desconocemos los efectos que la ingesta de medicamentos puede tener en nuestro sistema nervioso y en la reacción que vamos a tener a la hora de conducir. Aunque no lo apreciemos claramente, las posibles alteraciones de la coordinación, la fatiga, la ansiedad, insomnio, confusión, reducción de reflejos, mareos, vértigo, son algunos de los efectos que  inciden directamente en nuestra  capacidad para conducir y conducirnos como peatones.
Consideramos fundamental que siempre que el médico  prescriba un tratamiento determinado,  informe de qué está compuesta esa medicina y los efectos del tratamiento sobre la capacidad para conducir un vehículo. Conocer los efectos que pueden causar los medicamentosa en la conducción de vehículos, constituye una  valiosa información que todo conductor debe tener. Los profesionales de la salud debemos no solo ocuparnos del tratamiento individual sino también de las posibles consecuencias sociales, en este caso, en relación al tránsito

Reflexiones finales:

Quisiéramos detenernos en pensar en esta problemática y  algunos abordajes posibles.
Nos preguntamos si la escasez de estadísticas en nuestro país impide también realizar un mejor trabajo preventivo.
Los pocos estudios del consumo de distintas drogas legales e ilegales en relación al tránsito y sus consecuencias, nos pone en una realidad peligrosa.  La escasa información sobre los riesgos que supone el consumo de dichas sustancias impide trabajar sobre la reducción de daños. Consideramos  necesario que se realicen mas investigaciones con  y la consecuente proyección de tareas preventivas. La información en relación a esta temática es un derecho que protege al individuo y a la sociedad.

Es necesario tener acceso a información de los riesgos, de las consecuencias, los efectos que cada droga provoca, los daños que su consumo puede generar.
Es importante concientizar a quienes consumen, de los riesgos que corren al conducir bajo los efectos de drogas, psicofármacos o alcohol, a través de campañas informativas y programas de educación vial. Pero que hablen con un lenguaje que puedan captar el interés, que hablen del cuidado de la vida, que no nieguen lo que ocurre sino que hablen de lo real.
No creemos que el miedo sea la opción para persuadirlo a que no consuma, sino  hacerlo protagonista de la vida, de su propia vida, poder cuidarse a si mismos y a los otros. Vida que los adultos, la sociedad y el Estado, nos debemos encargar de que sea digna de ser vivida, que valga la pena vivirla y honrarla, como dice Eladia Blázquez.

En cuanto a la medicación, nos encontramos que en muchos prospectos médicos se indica que no hay investigaciones respecto a la influencia de esa medicación y la conducción de vehículos.
¿Es posible que este vacío de información pueda llevar a una paradoja?: la de solucionar cierta enfermedad o la sintomatología, pero ¿puede provocar un siniestro vial?

En relación a los fármacos y la  conducción, es obligación de los laboratorios farmacéuticos incluir sus efectos secundarios y contraindicaciones, que incluyen la advertencia de no conducir, cuando haya indicios de que el fármaco puede alterar la conducción.

Nos pusimos entonces a buscar información en los prospectos acerca de la capacidad en la conducción y nos encontramos que muchos de ellos lo contienen pero en una letra extremadamente pequeña y dentro de un extensísimo texto. Que parece más la necesidad de cubrir un amparo legal de quien lo escribe  que un deseo de protección al paciente y cumplir una tarea preventiva. Los envases de los fármacos que puedan alterar la conducta psicomotora deberían  llevar un icono visible en la parte externa de la caja fácilmente identificable y comprensible acerca de la contraindicación o advertencia de conducir mientras se esté bajo dicha medicación.

La problemática es compleja y no basta con soluciones simples. Son miradas que cada disciplina puede aportar y podemos pensarla desde el lugar del Estado y desde la sociedad.

Le Breton aporta una frase interesante: “pensar el cuerpo es pensar el mundo” (Le Breton 2011). Podemos pensar en estos jóvenes y adultos que exponen tanto su cuerpo, su vida desde un lugar de mucho maltrato, ¿cómo ven el mundo? ¿Cómo proyectan su lugar en el mundo?  El Estado y la sociedad tienen un gran desafío: ¿cómo presentar un futuro posible, que se desee, una vida que valga la pena vivir a conciencia, ¿qué hacer para que la vida adquiera sentido, la propia y la de los otros; qué hacer para poder disfrutar la vida sin perderla por eso; cómo conocer los limites necesarios para no correr riesgos innecesarios?
Creemos que el joven necesita que se le presente un futuro posible de ser vivido, en el que pueda ser protagonista y no ser excluido, que no se estigmatice su juventud;  un mundo en el que pueda soñar y proyectar su vida.

Para finalizar, volviendo al libro “Despertar conciencia Vial”, destinado a jóvenes de los dos últimos años del colegio secundario. Este libro lo pensamos para los jóvenes con la idea no solo de trabajar la temática vial sino porque consideramos que si bien los adolescentes tienen esta faceta omnipotente propia de la edad, también poseen la capacidad de transformarla en salidas vitales y creativas.
Intentamos con este libro, alentar esa potencialidad transgresora en pos de la vida, en pos de proyectos a futuro. Tomamos al joven como un agente de cambio para lo cual es necesario que los adultos brindemos ese espacio como posible. Nos ubica a los adultos en un lugar muy protagónico que es el de alentar, acompañar y guiarlos en esta búsqueda de protagonismo. Protagonismo, heroicidad que muchas veces buscan en situaciones que arriesgan su vida o la de otros y que puede transformarse en protagonismo y heroicidad de vivir su presente y proyectar su futuro de manera responsable, soñar y proyectar, con el valor por la vida.

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[1]Greif E. Enforcement: a key element in reducing driving under the influence of alcohol. Ponencia presentada en la European Alcohol Policy Conference Bridging the Gap, Helsinki 20-22 noviembre 2006.