Alcohol: tolerancia cero y discriminación
Conduciendo a Conciencia seguirá bregando para que haya tolerancia 0 para el alcohol al conducir. Como dice la editorial que compartimos: Ingerir alcohol en exceso es riesgoso para la salud de quien lo hace, pero, para el tránsito, es potencial y, para muchos, definitivamente mortal.
La ausencia total de alcohol en sangre debería ser la regla para todos los conductores y no sólo para los principiantes
La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires acaba de sancionar una ley de tolerancia cero de alcohol en sangre para los conductores principiantes, tengan la edad que tuvieren, durante los dos primeros años tras obtener la licencia habilitante.
El proyecto finalmente convertido en ley había sido impulsado por el legislador del unibloque Sindical, Claudio Palmeyro, presidente de la Comisión de Tránsito y Transporte.
La iniciativa dispone la prohibición de que los principiantes manejen con más de cero gramo de alcohol por litro de sangre, cuando para el resto de los conductores de vehículos particulares se ha establecido en 0,5 gramo. En tanto, se mantiene el límite de 0,2 g/l para quien conduzca motos y de 0 g/l para los responsables de manejar transportes públicos y de carga.
La nueva ley, que en realidad es una modificación a la ya existente en la ciudad, si bien es necesaria como una herramienta más para bajar los índices de accidentes de tránsito, planteada como está parece, al menos, discriminatoria. Hubiera sido preferible sancionar lo propuesto por el legislador de Unión Federal Daniel Amoroso en otro proyecto que quedó finalmente en minoría. Amoroso planteaba la tolerancia cero de alcohol para todos los conductores, sin distinguir si se trata de principiantes o no.
Se puede llegar a comprender cierta prevención del legislador para con quienes manejan por primera vez, pero no se justifica siquiera pensar que porque son novatos, les cabe un cuidado mayor respecto del consumo de sustancias que afectan a todos los organismos.
Novatos o avezados pueden caer igual bajo los efectos de abusos en la ingestión de alcohol, que puede producir estragos, aún si lo que se toma es muy poco. El alcohol es una sustancia inhibitoria que altera la percepción visual, el tiempo de reacción y la coordinación motriz, entre otras facultades.
Su consumo puede dar como resultado que el conductor subestime el riesgo al que se enfrenta en una maniobra en la que no hay mucho tiempo para decidir. Paralelamente, el cálculo de las distancias puede resultar errado y difícil la adaptación de la visión a los cambios de color del semáforo, especialmente para distinguir el rojo, según coinciden especialistas.
Con el fin de disminuir el índice de accidentes de tránsito, en la ciudad de Buenos Aires se instrumentan controles de alcoholemia desde el año 2000. En algunas épocas y situaciones, como durante las fiestas de fin de año, a la salida de recitales, lugares bailables y de canchas de fútbol, esos operativos se intensifican.
Según información del gobierno porteño, desde diciembre de 2007, la tasa de resultados positivos de los tests de alcoholemia bajó del 2 por ciento al 0,7 por ciento. Es decir, los controles, cuando se hacen con regularidad, son eficientes. En el distrito, quienes violan esta norma deben abonar una multa que supera los 500 pesos. Además, la autoridad retiene la licencia al conductor, que cuenta con un plazo para poder recuperarla, y hasta se le puede secuestrar el vehículo.
Según instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial (BM) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la principal causa de muerte entre jóvenes son los siniestros viales, por sobre el HIV/sida y los conflictos bélicos.
Un interesante relevamiento de Luchemos por la Vida entre conductores que manejan alcoholizados reveló que el 67% de los encuestados dijo consumir habitualmente bebidas de ese tipo, mientras que el 69% aceptó que conduce después de comer y beber alcohol los fines de semana, que es cuando se producen muchos más accidentes por esa causa.
Respecto de qué saben los conductores sobre los efectos de manejar tras haber bebido, el 47% dijo no conocer el límite legal de alcohol tolerado en sangre (que la ley nacional de tránsito también ubica en 0,5 g/l), mientras que el 50% sostuvo que calcula dos botellas o más de cerveza por cada invitado si organiza una fiesta.
Otro interesante informe sobre el abuso de alcohol al volante pertenece al Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi). En él se pone como ejemplo que una persona de 90 kg que tome dos vasos de cerveza llega fácilmente a los 0,5 g/l de alcohol en sangre.
Ingerir alcohol en exceso es riesgoso para la salud de quien lo hace, pero, para el tránsito, es potencial y, para muchos, definitivamente mortal. Si lo que se pretende es evitar más muertes al volante como producto de este hábito, habrá que tomar decisiones drásticas como la tolerancia cero para todo tipo de conductor, tenga la edad y experiencia de manejo que tuviere.