Santiago del Estero, noviembre 2014



A toda la comunidad:
Quisieramos contarles que Alba y Carlos, papás de Federico Ecker, estuvieron de visita en los paraje de Santiago del Estero. Compartimos con ustedes el emocionante y detallado relato. Sabemos que es difícil transmitir tantos sentimientos y vivencias, de todas formas, va el intento. Por favor tomen unos minutos para disfrutarlo Para no alterar, compartimos el relato de Alba, que dice así: Eduardo Chanampa, miembro escencial de nuestra comisión de solidaridad, una vez más, organizó cada día, cada visita. Por lo que nos esperaron en cada lugar. Desde San Miguel de Tucumán partimos temprano en un auto alquilado hacia Lugones, al sur de ciudad de Stgo del Estero, allí nos esperaba un vecino en su moto para indicarnos el camino. Avanzamos varios km de ripio y en una curva nos esperaba Marcelo Diaz, director de la escuelita 444 del paraje San Antonio junto a otro vecino (Pino, quien vive muy cerca de la escuelita y la cuida junto a su familia a pesar de no tener hijos que actualmente sean alumnos de ella) con su mula y el carro, "la zorra" como le dicen ellos, quien nos condujo hasta la escuela. A los 500 mts aproximadamente ya podíamos ver la escuelita en el medio de un paisaje blanco, de tierra seca y salada, con poca vegetación pero rodeada de niños que caminaban hacia nosotros con sonrisas enormes, de la mano de la maestra. Después de un desparramo de besos y abrazos pequeños llegaron los papas y mamas, quienes tímidamente nos saludaban sin perder oportunidad de decirnos gracias con todas las formas de expresión que lograban improvisar.
Y apenas rompimos la timidez nos llevaron orgullosos a recorrer cada rincón de la escuelita, las cajas que enviamos prolijamente ordenadas y con huellas de la curiosidad con ventanitas abiertas para ver lo que llevaban dentro. Las dos aulas (una para los más pequeños que tienen a la maestra a cargo y la otra para los alumnos mayores con el director a cargo). Carteles de bienvenida, una mesa enorme de larga en el pasillo de la escuela que doblaba y seguía en el patio. Todos, alumnos, padres, exalumnos y familiares estaban en los preparativos de un almuerzo inolvidable. Y al llegar a la parte de atrás un grupo de hombres preparaban felices cuatro cabritos que habían carneado para compartir entre toda la comunidad y nosotros.
Después de saborear algunas empanadas hechas entre todas las mujeres tempranito, pasamos a comer el mejor cabrito que haya probado alguna vez!!! Tortillas tampoco faltaron, las manos de todas las familias estaban en cada bocado. La sobremesa de esa inmensa familia estuvo llena de relatos, entre ellos la ocupación de los padres de familia. La mayoría hace carbón, producto de la tala de los pocos árboles que van quedando.
Los alumnos que no siguen estudiando después de la primaria porque no tienen recursos o porque eligen no hacerlo, también se dedican a lo mismo, según nos contestaban los que estaban ese día. El director viene trabajando para que tomen conciencia del cuidado del medio ambiente y lo que implica seguir talando, pero frente a falta de trabajo es difícil.
Por lo que en esa sobremesa abordamos el tema, siguiendo nuestro objetivo de cazar sueños para luego poder ayudarlos, asesorarlos, acompañarlos desde Conduciendo a conciencia.
Surgió entonces la idea de alguno de ellos de hacer bloques para la construcción. Necesitarían organizarse entre ellos, una bloquera y algo de asesoramiento.
El grupo de mamas nos contaban de la falta de asistencia médica en el paraje. Tienen un agente de salud asignado que según relatan ellas y el director de la escuela, debería visitar las familias pero no lo hace. Por lo que no cuentan ni con salita, ni con agente de salud ni con insumos.
La tarde continuó con una susurrada en el patio, siguió con baile de chacarera, gato y chamame…
Nuestra recorrida siguió por la EFA (Escuela familiar agraria) de Avellaneda, en Colonia Dora. Es una escuela joven, tres años de vida. El gobierno provincial paga los sueldos de los docentes y como a todas las escuelas entrega algo para el desayuno y nación da 0,80$ por niño por día para que les den el almuerzo. En este caso son aproximadamente 150 chicos que deben desayunar, almorzar merendar y cenar. Reciben la colaboración de una ong, además de lo que envía el sacerdote que la creó y ahora está en Italia. Tambien reciben el apoyo de Ingenieros sin Frontera quienes ahora están construyendo mas habitaciones y C a C con alimentos que son muy necesarios. Solo inscriben a niños que viven en los parajes y en las chacras.
Además de corroborar la llegada de nuestras donaciones, recorrer el establecimiento, conocer los proyectos y la importancia de la escuela en la zona como posibilidad para estas familias de ofrecer un futuro a sus hijos conocimos a Richard de la ONG Ingenieros sin frontera. Ya cayendo la tarde lo pusimos al tanto de la iniciativa que había surgido en la escuelita de San Antonio a 45 kms de ahí. Le pedimos sin mucho rodeo a Richard que asesorara a la comunidad para los bloques, consultamos si lo consideraba viable, nos lo confirmo y se comprometió a acercarse para capacitar a los papas que se sumaran en esta iniciativa.
Richard y el docente de la EFA al escuchar nuestro relato de la comunidad unida y con ganas de buscar recursos de subsistencia en el que no dañaran mas su tierra, nos propusieron la cosecha (no se si se dice asi) de Brea en la corteza de arboles que asi se llaman y los lugareños le dicen "el que llora". ES un árbol que abunda en la zona y no sirve ni para hacer fuego pero provee de brea. La EFA les compraría lo que junten para poder industrializarla en la EFA. Es una tarea fácil y al alcance de todos en el lugar. El director de San Antonio feliz de todo lo que surgió llevaría esta propuesta. Si los papas se organizan podrían avanzar en ambos proyectos. C a C podríamos gestionar la donación de la bloquera. Todos muy entusiasmados, el director de la escuelita, el docente de la EFA, el ingeniero y nosotros.
En la escuelita German Montenegro, en paraje La Bajada, cerca de Chilca Juliana, nos esperaban por la mañana temprano Nora, la directora, y Patricia que además de docente de los mas pequeños es agente de salud. También estaba la presidenta de la comisión de padres y algunas mamas y papas preparando empanadas que compartiríamos mas tarde. Es una escuelita primaria chiquita, tiene 22 alumnos, ubicada en un lugar poco accesible, el camión de DM tuvo que hacer 700 metros marcha atrás para poder acceder y entregar las donaciones.
Una de las problemáticas más serias que tienen es la vinchuca que este año en particular hay mucha, los niños llegan a la escuela con muchas picaduras. El calor (39º el dia que estuvimos ahí) complica ya que las familias sacan sus catres de las casas para dormir afuera, las vinchucas están incluso en muchos casos entre el cuero de los catres además de estar en el ambiente. Son casas muy precarias sin luz eléctrica, 4 familias cuentan con generadores y otras con paneles solares, pero el resto no tiene nada de eso. Refrigeración de ninguna índole y no tendrían suficiente energía para un ventilador por ejemplo. El gobierno debería fumigar cada 4 meses pero no siempre cumple con esas fechas. Nos pidieron gorritas para los niños para tolerar el sol mientras caminan o llegan en motitos o bicicletas. La maestra tiene un pequeño taller de costura y tejido a quienes les llevamos telas. Nos contaron como utilizan la mercadería que reciben, el arroz lo entregarían al almacenero familiar quien lo vendería y durante el año lo vayan reponiendo y asi evitar que se venza. El aceite que aun almacenaban del año pasado lo distribuyeron en frascos entre las familias. Los cereales son una parte del almuerzo.
Por supuesto, llevamos versos susurrados y ellos nos regalaron otros. Nora nos acompaño para asegurarse que llegaríamos al Jardín de Chilca Juliana, donde como asociación llegamos por primera vez. Es un jardín nuevo del paraje, de una zona mas urbana. Nos recibieron los niños, docentes y padres a pesar de llegar bastante más tarde de la hora de cierre. Susurramos, cantaron, nos susurraron, nos agradecieron sobre todo el agua y los cereales.
Nuestro recorrido por las escuelitas de Santiago termino en la primaria de Santa Lucia, paraje de Salavina. Llegamos después de un largo viaje por tierra de ripio y arena, rodeados de tierra siempre blanca y llegamos solo a ver una casita a lo lejos, el resto de las familias viven a varios km de la escuelita. Marcelo Barreto, su director, maestras, padres y madres nos esperaban, bajo una sombra con 40º de calor. Algunas mamas cocinando, los chicos jugando, quizás cansados, también llegamos mas tarde de lo previsto a pesar de tener a Nora de guía.
La escuela es la más grande de las que vimos en este viaje, el director y su esposa trabajan allí hace 20 años y gracias a tanto andar entre funcionarios y burocracias han logrado mantener la escuela bastante cómoda, incluso están construyendo para ampliarla. La escasez de agua y la falta de higiene en el tanque donde se almacena es una de las mayores preocupaciones, junto a la vinchuca, la falta de presupuesto para dar almuerzos dignos…pero orgullosos de todo lo logrado en estas décadas, agradecidos por los alimentos que llevamos y atentos cuando les contábamos de la posibilidad de aprovechar la brea de los arboles como otro recurso más. Una mama retomara pronto el taller de costura para lo que también recibieron telas.
Y asi fuimos emprendiendo el regreso después de despedirnos emocionados, agradecidos, con la idea de volver y seguir comunicados. Con los tiernos llamados de Eduardo que controlaba nuestras llegadas y partidas, nuestros pasos.
Alba y Carlos.

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    1kg de leche en polvo + 2 mermeladas o miel (envases PLASTICOS) + 2kg de yerba

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