Lucas Levin

46_originalLucas era en nuestra familia el que sorprendía con sus preguntas, el que instalaba la polémica en nuestras cenas, el que nos hacía pensar aunque no quisiéramos sobre la injusticia, la discriminación, la hipocresía, la corrupción, la política o la religión.
El fútbol y la música estaban también siempre presentes. Hincha fanático de River Plate, resignó el clásico para viajar a Chaco. Deslumbrado con los Beatles, admiraba su música y no les encontraba comparación. Aprendía batería, y disfrutaba junto a su hermano Matías, que toca la guitarra, y su papá Sergio que los acompañaba cantando.
Su amistad era pura y verdadera, quizá demasiado idealizada para este mundo. Estaba feliz por ese noviazgo hermoso con Daniela, tan cerca de sus valores y sensibilidad.
Lucas expresaba su amor generosamente, sus besos y el “los amo” de cada noche, sus abrazos a las abuelas, su atención a cada uno de la familia a quienes les hacía sentir que para él eran importantes. Presente en cada reunión familiar, que ya no serán las mismas porque él creaba un clima especial con su alegría, ocurrencias y cariño.
Querido Luquitas, ayudanos desde donde te encuentres a seguir viviendo. Tu mamá Mónica.

Juanchi Bruera – compañero y amigo de Lucas desde el Jardín de Infantes – cuando se cumplió un año de no tenerlo con nosotros, escribió:
Lucas era una de esas personas que le ponía mucha alegría y humor a todo, siempre estaba con una sonrisa y una broma bajo la manga para divertir a todos. Se la pasaba haciendo caras y gestos que nos hacían reír mucho. Aunque también tenía esos momentos en que hacía notar su temperamento, digamos que tenía un carácter particular, sobre todo cuando le tocaban a su amado River. Era muy familiero y cariñoso, nos regalaba sus abrazos y besos, que ahora se extrañan mucho. Amaba todo lo relacionado a la música, fanático de su batería y ni que hablar de su adoración hacia los Beatles. Siempre encontraba alguna frase de ellos que usar para cada momento, como ante una pelea nombrar partes del tema ‘We can work it out’.
Muchos momentos vividos y lindos pasamos en la primaria. Anécdotas, juegos, chistes. No podemos olvidar esas reuniones que teníamos en las cuales Lucas era uno de los más divertidos del grupo. En esos tiempos, Lukitas brilló en el radio teatro del colegio con su historia del Conde Lucardy. Muchas cosas quedan de esa primaria maravillosa, nuestras charlas de la vida con nuestra profe Silvina, esos partidos en los cuales Lukitas deslumbraba con la 7 a sus espaldas.
Con el tiempo estas cosas no cambiaron, pero como todo adolescente empezamos a ver las cosas de otra manera y Lucas era una de esas personas que encaraban las situaciones con gran madurez, pero sin perder nunca ese lado gracioso que tenía él. Muchas cosas podemos decir, pero creo que una sola es la que lo hacía ser Lucas, era un pibe que quería y se hacía querer.
Más allá del alejamiento que tuvimos porque cada uno siguió con su camino, nunca dejamos de vernos. Algo que lo definía a Lucas era la manera en que él te hacía pensar las cosas, siempre tenía un consejo y una solución para darte, estaba siempre, en las buenas y en las malas, acompañándote.
En la secundaria conoció a nueva gente y se hizo de nuevos amigos. Los que siempre estaban con él sabían que contaban con un amigo que incondicionalmente los escuchaba y aconsejaba cada vez que fuera necesario. Era una persona con la que se podía mantener largas charlas telefónicas en las que se hablaban desde cosas sin importancia hasta filosofías de vida. A la hora de los trabajos prácticos, era el primero en generar dispersión y buscar excusas para desaparecer. Siempre estaba predispuesto para cualquier plan que surgiera, incluyendo las famosas fiestas de 15 de tercero en las que sacaba a bailar a todas las chicas. Largas tardes eran dedicadas a jugar al winning con sus amigos y su hermano, y nunca faltaban las trufas que él mismo les preparaba. Como se extrañan los campeonatos de ‘ta te ti’ en plena hora de clase, sus dibujos en las carpetas de todos, sus comentarios que hacían dispersar a los compañeros y verlo en los recreos con sus infaltables medialunas y la Sprite que todo el mundo le tomaba. Es inevitable Luki no extrañarte y no sentir esas ganas infinitas de tenerte con nosotros y poder seguir compartiendo todos estos momentos.
Ni un millón de palabras serían suficientes para poder decir lo que él significa para nosotros. Luki, siempre vas a estar presente, en nuestros corazones y en nuestros recuerdos, sos un amigo, un hermano, y si quizás desde algún lugar nos estás escuchando nos queremos despedir con algo de esas lindas poesías de los Beatles que vos amabas:

Infinito e inmortal es el amor que brilla a nuestro alrededor como un millón de soles que nos llaman a través del universo
Nada va a cambiar nuestro mundo, Lucas.